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Pensamiento Ágil Esencial qué todo project manager debe saber para adaptarse y ganar

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  • Categoría de la entrada:Agile

Poniéndonos en tema

Imaginá que tenés una cafetería y querés lanzar una nueva carta de desayunos. En un enfoque tradicional, te sentás con tu equipo, definís todos los platos, hacés un menú completo, mandás a imprimir, capacitás al personal, y después de un mes lo lanzás… pero resulta que a los clientes no les gusta tanto como pensabas.

Ahora, con una mentalidad ágil, harías algo distinto. Primero, probás con una o dos opciones nuevas un solo día, y observás qué opinan los clientes. Si ves que a muchos les gustó el sándwich vegano, lo mantenés. Si el café con leche de avena no tuvo éxito, lo reemplazás por otra cosa. Y así, iterás rápido, escuchando, ajustando y evolucionando el menú según el valor que recibe el cliente.

No necesitás tener todo perfecto desde el inicio. Vas aprendiendo, te adaptás, y priorizás lo que el cliente realmente quiere. Eso es tener una mentalidad ágil: menos planes largos y más acción con feedback real.

Otro caso posible

Imaginá una empresa que quiere lanzar una app para ayudar a la gente a organizar sus finanzas personales. En un enfoque tradicional, el equipo se pasaría seis meses desarrollando todas las funciones que creen importantes: presupuestos, alertas, informes, gráficos, etc. Recién después de eso, la lanzan… y capaz descubren que la mayoría de los usuarios solo quiere una función que les diga cuánto pueden gastar hoy.

Con mentalidad ágil, ese equipo empieza distinto: lanzan rápido una versión mínima de la app, solo con lo básico, por ejemplo, un visor de ingresos y gastos. Lo publican, piden feedback y ven qué usan los usuarios, qué comentarios dejan, y cómo interactúan.

Ahí descubren que lo más valorado es la función de “saldo disponible diario”. Entonces, deciden mejorar eso primero y dejan otras ideas para después. Están construyendo en base al valor real, no a suposiciones.

Además, se reúnen seguido, revisan el avance, corrigen errores y ajustan prioridades constantemente. Eso es agilidad en acción.

Profundizando un poco en el tema

Cuando hablamos de mentalidad y pensamiento ágil, nos referimos a una forma diferente de encarar los proyectos, mucho más flexible y centrada en las personas. En vez de seguir un plan rígido de principio a fin, como se hace en los enfoques tradicionales, el enfoque ágil busca adaptarse a lo que va pasando, respondiendo rápido a los cambios y entregando valor de manera constante.

Todo esto se basa en el Manifiesto Ágil, que tiene cuatro valores centrales. Por ejemplo, dice que es más importante colaborar con el cliente que simplemente seguir un contrato, o que es mejor tener un producto funcionando que un montón de documentos. La idea es entregar algo útil cuanto antes, y mejorar sobre la marcha.

Además, la agilidad se apoya en ciclos cortos de trabajo llamados iteraciones, donde el equipo entrega partes del producto, recibe feedback y ajusta. Es como construir de a poco, aprendiendo en cada paso.

Pero lo más importante es la mentalidad: es confiar en los equipos, darles autonomía, fomentar que se equivoquen y aprendan rápido, y que haya una cultura abierta y transparente. Por eso, un profesional ágil también necesita saber cómo acompañar a la organización en ese cambio cultural.

Incluso el PMBOK, que es más conocido por los métodos clásicos, reconoce que hay situaciones donde hace falta usar enfoques ágiles o híbridos. Por ejemplo, cuando hay mucha incertidumbre o los requisitos cambian seguido.

Para tener en cuenta entonces…

  • La mentalidad y el pensamiento ágil están revolucionando la forma en que se abordan los proyectos. A diferencia de los métodos tradicionales, el enfoque ágil es flexible, se adapta rápidamente a los cambios y pone a las personas en el centro del proceso.
  • Cada vez son más importantes conocer y aplicar los cuatro valores del Manifiesto Ágil, como la colaboración con el cliente sobre el seguimiento estricto de contratos y la entrega de productos funcionales por encima de la documentación excesiva. La prioridad es entregar valor útil cuanto antes y mejorar continuamente.
  • Es clave la adopción de ciclos cortos de trabajo o iteraciones, donde los equipos entregan partes del producto, reciben retroalimentación y ajustan su rumbo. Este método fomenta el aprendizaje constante y la mejora progresiva.
  • Tener presente la importancia de la mentalidad ágil en la cultura organizacional: confiar en los equipos, darles autonomía, permitir el error y el aprendizaje rápido, y mantener una comunicación abierta y transparente.
  • Considerar que incluso el PMBOK, tradicionalmente asociado a métodos clásicos, reconoce la necesidad de enfoques ágiles o híbridos, especialmente en contextos de alta incertidumbre o cambios frecuentes en los requisitos.

Preguntas que probablemente te estés haciendo

  • ¿Cómo mejora la mentalidad ágil la respuesta a cambios en mi organización?
  • ¿Qué impacto tiene la transparencia en el éxito de mis proyectos ágiles?
  • ¿Cómo puedo fomentar una cultura de mejora continua y liderazgo efectivo?
  • ¿De qué manera la agilidad ayuda a resolver problemas más rápido en mi equipo?
  • ¿Por qué adoptar una mentalidad ágil puede aumentar la satisfacción del cliente?

Conclusión

Implementar la mentalidad ágil en tu organización puede transformar la gestión de proyectos al hacerla más adaptable, eficiente y centrada en el valor. Esto se traduce en equipos más motivados, procesos más transparentes y una mayor capacidad para innovar y responder a los desafíos del mercado.

Gus Terrera

Apasionado por el agile testing y la ia.