Sabemos muy bien que los cambios son la única constante, y la gestión de proyectos necesita evolucionar para adaptarse a las demandas de los entornos actuales. Esta expresión refiere a que por muchos años la PMI no había adoptado el tema de agilidad por así decirlo de una manera sencilla.
También sabemos, los que estamos en tecnología, que los proyectos de innovación enfrentan altos niveles de incertidumbre y variabilidad. Aquí es donde los principios ágiles y la gestión híbrida surgen y se convierten en aliados. Ahora bien, en la práctica todos los integrantes del equipo deben conocer el enfoque a seguir para lograr una buena sinergia y conseguir el producto comprometido a fin de cada sprint. Desafío que muchas veces no es menor.
El desafío de los proyectos inciertos
Gestionar proyectos clásicos, basados en planes rígidos y procesos predefinidos, demuestra limitaciones significativas en contextos cambiantes como la tecnología y la innovación. Estos entornos requieren flexibilidad, adaptabilidad y una capacidad de respuesta rápida, características propias de la mentalidad ágil. De ahí a que en PMI ACP se haya definido que primero hay que «adoptar» la idea, la mentalidad, para luego «adaptar» enfoques, metodologías, prácticas y demás. Dificil de entender al principio pero una vez que comenzamos a recorrer este camino, se va comprendiendo y aplicando.
Según el Manifiesto Ágil, sabemos que la colaboración, el software funcional y la capacidad de responder al cambio son valores esenciales para proyectos donde las variables son inciertas. Sin embargo, no todos los entornos permiten la implementación de equipos estables o la exclusividad de un enfoque ágil puro, especialmente cuando las actividades predictivas juegan un papel relevante. Esto puede darse cuando no todos los integrantes están formados y/o el entorno muchas veces lo dificulta.
Cuando la agilidad básica no es suficiente
Aunque las metodologías ágiles, como Scrum y Kanban, son ideales para proyectos de desarrollo digital, no siempre funcionan en escenarios donde la estabilidad del equipo es un desafío o donde se deben integrar actividades ágiles y predictivas. Aquí surge la necesidad de adoptar un enfoque híbrido, combinando lo mejor de ambos mundos. En este caso, la figura del Product Owner cobra mucha relevancia, además de que el resto de los integrantes del equipo deben acompañar su gestión junto con la gestión técnica propiamente dicha, ¿verdad?
El PMI-ACP reconoce la importancia de esta combinación, destacando que el éxito en estos proyectos radica en comprender a profundidad los principios ágiles y cómo integrarlos con herramientas y prácticas predictivas. Por experiencia este proceso debe hacerse de manera incremental y constante, de a poco en cada sprint para todo vaya entendiéndose y cada una de las partes vaya comprendiendo su función, el alcance de la misma, y que se puede ir analizando el impacto en los productos que se vayan desarrollando fundamentalmente.
Gestión de proyectos híbrida: un enfoque integrador
La gestión híbrida permite combinar enfoques ágiles y predictivos en un marco coherente y adaptado a las necesidades del proyecto. Este modelo busca:
- Aprovechar la predictibilidad en actividades donde el alcance y los resultados son claros.
- Incorporar la agilidad para gestionar la incertidumbre, iterar sobre soluciones y adaptarse rápidamente a los cambios.
Un ejemplo práctico de este enfoque es el uso de ciclos iterativos para desarrollar componentes del proyecto mientras se mantiene un cronograma predictivo para las entregas generales. El resultado de este proceso debería ser en que llegará un momento en el que el equipo ha madurado para pasar el siguiente estadío donde se dejará de combinar y la gestión será ágil.
La clave: conocimiento sólido y reconocimiento de contextos
El éxito de la gestión híbrida no reside solo en combinar prácticas, sino en hacerlo desde un profundo conocimiento de ambos enfoques. Como señala el texto original, intentar unir agilidad y predictividad sin comprender sus principios y limitaciones puede conducir a resultados desastrosos. Aquí algo importante que debemos considerar es el tema de la formaciones, talleres, radiadores de información que vayan mostrando y demostrando la evolución que se va logrando, y practicar las ceremonias siempre con foco en la mejora continua, sprint tras sprint, avalado por el negocio, acompañando al negocio en todo momento para que sea un verdadero aliado ya que habrá momentos en que nos deberá estar ayudando y acompañando también en nuestra actividades técnicas que muchas veces no se comprenden.
El PMI-ACP enfatiza la importancia de educar a las organizaciones y a los equipos para apoyar la adopción de mentalidades ágiles y reconocer cuándo y cómo aplicar elementos predictivos de manera efectiva. Esto incluye capacitar a los equipos en principios como el liderazgo de servicio, la transparencia y la colaboración, esenciales en cualquier entorno.
Conclusión: el futuro de la gestión de proyectos
La capacidad de gestionar proyectos híbridos es una habilidad indispensable. Adoptar enfoques ágiles e integrarlos con prácticas predictivas desde el conocimiento y el reconocimiento de sus fortalezas permite a las organizaciones responder de manera efectiva a los desafíos del presente.
La certificación PMI-ACP ofrece las herramientas y el marco necesarios para liderar esta transformación. Es hora de abrazar esta sinergia para impulsar proyectos exitosos en entornos complejos.
Pensando en el aseguramiento y control de la calidad, ¿Cómo integrarnos en estos procesos? ¿Qué formaciones debemos tomar como testers para estar acompañando eficazmente al equipo? ¿Qué debemos y que no debemos tener en cuenta? ¿Cómo nos ayuda la Inteligencia Artificial Generativa en todo ésto? Estas y otras preguntas más que se me vienen a la mente, y las que vendrán, las iré respondiendo e investigando a lo largo de este año.
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